El Retablo
Es del siglo XVII, barroco y de buen dorado. Originariamente no formó una unidad, sino que aparece recompuesto. Procedente probablemente de Fitero (1657), está adaptado a este nuevo emplazamiento.
La parte central la ocupa el arco del camarín de la Virgen, que se abre en la pared del ábside románico. A ambos lados de éste, se ven las dos calles de retablo y sus dos pequeños pisos. El inferior está configurado por graciosas columnitas y otros adornos, mientras que en el superior encontramos unas a modo de pilastras. Enmarcan cuatro cuadraditos con pinturas sobre láminas de cobre, con escenas del Nuevo Testamento. Las diferencias que se observan en un piso y otro demuestran que sus elementos han sido aprovechados para reconstruirlo como nuevo retablo.
En la parte más alta está el ático con frontón curvo partido sobres friso decorado con guirnaldas. En la parte más baja, a modo de banco, hay otros dos cuadraditos alargados, con pinturas sobre tabla y escenas de la vida de San Bernardo. En el lado izquierdo y de abajo a arriba, se representan las siguientes escenas:
• Abrazo de Cristo Crucificado a San Bernardo.- El escudo con la Cruz de Calatrava y la banda jaquelada cisterciense demuestran la histórica vinculación de este santuario mariano con el monasterio bernardo de Fitero.
• Nacimiento de Jesús.- Gran perfección de detalles, como en las otras representaciones, a pesar de su pequeño tamaño.
• La Sagrada Familia de Nazaret.
En el lado derecho y también de abajo a arriba están representados:
• La aparición y lactancia de la Virgen a San Bernardo, el doctor Melifluo.
• Jesús bendice a los niños y les impone las manos
• Las bodas de Caná
La antigua imagen de la Virgen de Olmacedo fue restaurada en 1957, con criterios devocionales, respetándole sabor de antigüedad. No obstante, resulta una imagen popular y atractiva. Hay una leyenda que habla de la aparición de esta imagen sobre un olmo a dos zagales pastorcillos ya que “no quería dejar huérfanos” a los olvegueños, como consecuencia de la intención de los monjes de Fitero de llevársela consigo a su monasterio.
Ha sido recogida esa tradición en estos versos populares:
La Virgen de Calatrava
Vino con tanto fervor
A aparecerse en el Olmo,
En el año del Señor
Mil doscientos cincuenta y dos.
Los monjes, cuando se fueron
Te llevaron a Fitero;
y Tú, que nos quieres tanto,
Te volviste a nuestro pueblo.
Dicen que sois, Madre mía,
De los frailes de Fitero:
Os llevaron en un arca
Y os vinisteis en un vuelo.
Delante de la imagen de la Virgen hay un niño Jesús, denominado cariñosamente como “Niño Curro”. Es privilegio de los niños de primera comunión portarlo en procesión cuando se sube la Virgen de Olmacedo desde la parroquia a su ermita.